sábado, 29 de octubre de 2011

Vay Agans Osoy!

Una de mis colecciones preferidas de cómics de superhéroes durante los primeros años de este siglo fue sin duda alguna Capitán Marvel, de Peter David.




Esta colección, nacida como un spin-off de la genial miniserie Avengers Forever (la cual espero con ansias sea reeditada en tomo para el año que viene, coincidiendo con la película), nos mostraba a un joven héroe novato, Genis Vell, hijo probeta de Marr Vell (el Capitán Marvel original, al menos de esta editorial... el tema de los Capitanes Marvel da para un libro, y hoy no me apetece ponerme con él), y que aprendía el oficio de Rick Jones, sidekick profesional (fue compañero de Hulk, del Capitán América, de Los Vengadores, del Capitán Marvel, de Rom el Caballero Espacial, de nuevo de Hulk y, finalmente, había sido fusionado molecularmente con Genis). Fue Rick el que le enseñó a Genis cosas tan valiosas como los gritos de guerra (como el de la entrada de este post, intentad decirlo deprisa y a todo pulmón), en qué condiciones se puede luchar con Hulk, que matar niños está mal... Vamos, cosas de héroes.

La serie fue muy divertida y entretenida, con su punto cómico, su punto romántico, y sus grandes descargas de energía, que era lo que se llevaba en la época. Desgraciadamente, a la serie no le acompañaron las ventas, y fue cancelada.

Una nueva cabecera, con el mismo equipo creativo y mismos protagonistas fue lanzada al mercado en poco tiempo, pero con un nuevo enfoque: ya no se mostraría la senda del hijo que se convierte en héroe buscando cubrir el legado de su padre, sino que representaba la frustración de un hijo que sabía nunca sería suficientemente bueno como para poder ocupar su lugar. Y eso le volvió, literalmente, loco.

Uno de los poderes con los que contaba Genis Vell, y que su padre también había poseído, era la llamada "Consciencia Cósmica", la cual le permitía conocer el pasado y el futuro. En un principio le fue limitada, para que se concentrara en una cosa cada vez, pero al intentar controlarla en toda su extensión, justo al principio de esta nueva etapa que antes mencionaba, Genis era abrumado por la insoportable visión de que, hiciera lo que hiciera, nunca podría salvar a todo el mundo y que estaba obligado a elegir, en el mejor de los casos, el mal menor. Fue este conocimiento lo que le volvió loco, lo que a mi gusto hizo bajar varios puntos a la colección (también coincidió, más o menos por esta época, la llegada de J.M. Straczynski a los guiones de The Amazing Spider-Man, con lo que mi atención fue centrándose en otra cosa).

Genis creyéndose un dios loco, matando todo lo que pillase por delante, no me hacía mucha gracia. Aunque desde luego el guionista seguía siendo Peter David, lo cual te impide descartar del todo algún momento genial. Y vaya si los tuvo.

En el número 14 de esta nueva colección (volumen V americano, publicado aquí en el tomo "Aplastados", de Planeta deAgostini, se mostraba como, tras matar al universo y reiniciarlo, un fallo en los cálculos de Genis hacía que cada persona se encontrara con dos versiones pasadas suyas. Mientras La Cosa se dedicó a jugar al póker con un Ben Grimm aún humano, y una Cosa de aspecto reptiliano, Rick tuvo que lidiar con una versión adolescente suya (justo antes de provocar el accidente que convertiría a Bruce Banner en Hulk) y otra intermedia, vestido de Bucky (compañero del Capitán América) que no dejaba de llamar idiota a su versión más joven. Por otro lado Genis se encontró con su primera identidad superheróica, Legado, un borracho pendenciero y patán, y con el Capitán Marvel de la anterior etapa del personaje, en su fructífero camino a ser un héroe.

Es en este cómic en el que Peter David pone en boca de sus personajes sabios consejos para todos aquellos que alguna vez nos hemos equivocado, y hemos deseado poder encontrarnos con nuestro yo del pasado para poder darle una buena tunda. El nuevo Capitán Marvel, Genis el loco, intenta convencer a su versión de un par de años antes de que mate a su yo más joven, siendo él mismo el que desearía acabar con él y, de paso, acabar con todo el sufrimiento que le llevo a la locura. Tiene que ser la mejor versión de los tres el que lo detenga, abriéndole los ojos a la verdad: que sea la versión más moderna que está ahí no le convierte en el Genis definitivo, pues en esta vida nada lo es, y al igual que en su juventud fue un bala perdida y acabó por encontrar el camino, algún día encontrará el camino para volver a enderezarse y ser quien realmente quiere ser. Borracho de alcohol, o borracho de poder, no hay diferencia, ya que a ojos del Capitán Marvel intermedio (el héroe) los dos lo que necesitan es ayuda, no castigo.

Finalmente, tras hacer las paces con sus yoes pasados, todos vuelven al momento del que vinieron, olvidando todo el tema, siguiendo con sus vidas de papel como si nada hubiera sucedido, pero dejándonos a nosotros, los lectores, recapacitando sobre qué hubiéramos hecho en esa situación.

Yo lo tengo muy claro: nada. Todo lo que soy ahora mismo viene determinado por todo lo que he hecho en el pasado. Cambiar un solo acto, una sola elección alteraría la persona que soy ahora, que ha aprendido a base de acertar y errar, de caer y levantarse, de reír y llorar. Y me gusta lo que soy ahora mismo. Tal vez no sea un héroe, pero estoy aprendiendo a serlo ;)

2 comentarios:

Ulex dijo...

A quien le interese: posteriormente Genis recuperó la cordura, pero le cerraron la colección.

Luego se unió a los Nuevos Thunderbolts y, tras un cambio de poderes y nombre (a Fotón) le acabaron matando para nunca más volver.

Una lástima, la verdad.

Andie dijo...

A mí me gustaba esa serie, por lo menos la del Capitán Marvel intermedio (el héroe, como lo has llamado).
Y estoy de acuerdo, contigo. Yo tampoco habría hecho nada en esa situación. Somos lo que somos por nuestros errores y nuestros aciertos. Cambiar eso nos cambiaría por completo. Me gusta a mi tb como eres ( y como soy yo, ya sea dicho!:P)