viernes, 24 de abril de 2009

Recomendando tebeos

Ayer fue el día del libro, y yo, que soy un buen chico, me compré un libro. Exactamente como había dicho, me compré Buenos Presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman. Realmente esta edición, de Timun Mas, se trata de la cuarta edición publicada en España. La primera fue la de Norma Editorial, agotadísima e inencontrable. La segunda era la del coleccionable de kiosko sobre Terry Pratchett, pero dicha edición salió defectuosa, faltando unas páginas, y repitiendo otras. La tercera es la nueva versión del coleccionable, esta vez buena, pero que la regalan con la entrega de Papá Puerco (y ese ya le tengo, muy recomendable por cierto, tanto el libro como la miniserie de TV, como entretenimiento navideño). Así que aquí estamos, con libro nuevo. Leer es bueno niños, así tendréis cultura y no cometeréis faltas de ortografía. Además, leyendo desde niños, incluso tebeos, puedes conseguir grandes cosas, como dormir a Su Majestad El Rey. Copio y pego esto de La Cárcel De Papel:

No voy a enumerar las anomalías que por imperativo histórico sufrió el aprendiz de escritor. Y la más determinante no fue aquella escuela inoperante y beatorra de la dictadura, la del lema Por el imperio hacia Dios, escuela donde ciertamente se prohibió leer y escribir catalán, y hasta hablarlo en horas de clase. No, no fue sólo por eso que un buen día me encontré manejando una lengua, y no la otra; fueron los tebeos y los cuentos que leíamos, las aventis que nos contábamos y las películas, las de amor y las de risa, y todo aquello que iba conformando nuestra educación sentimental, las poesías y el teatro de aficionados, las canciones de amor y las primeras novelas, ya no solo las de aventuras, de Julio Verne o Emilio Salgari, sino las de Baroja, Dickens, Balzac, o los cuentos de Maupassant y de Hemingway, o los versos de Gustavo Adolfo Bécquer y de RubénDario.

Esto lo dijo ayer Juan Marsé, que para quien no lo sepa, mientras yo ayer estaba aquí, en la oficina, eslomándome (es un decir) él estaba en mi querida Alcalá de Henares, recogiendo el Premio Cervantes (que tiempos aquellos, en mis años universitarios, cuando junto a otros compañeros, en los que destacaré a un comisario de rallies llamado Iván, íbamos a la fachada de la Universidad Cisneriana a gritarle al ahora expresidente Aznar aquello de "¡pingüino, pingüino!", lo cual visto con perspectiva es absurdo, ridículo, y roza la vergüenza ajena, pero en aquella época era mucha mejor opción que ir a clase, cuan inocente eramos entonces).
Bueno, resumiendo y para no irme mucho por las ramas: los Premios Cervantes leen, o han leído tebeos. Vamos, el apocalipsis.

Dice Ibañez, conocido por crear a los (antes) graciosos Mortadelo y Filemón, y por ser su guionista y dibujante (o al menos eso dice él, los de ADLO llevan años dándole premios a sus negros) que los tebeos eran la forma en la que los niños se acercaban a la lectura, para luego poder pasar a cosas más serias, como novelas de Stephen King (fan declarado de Batman, por cierto) y manuales de autoayuda. Se quejaba hace relativamente poco el señor Ibañez de cómo los videojuegos le robaban la audiencia a los tebeos, ya que era más cómodo leer que jugar, y de cómo esto acabaría por derivar en una situación de analfabetismo funcional.
No voy a entrar en el tema de que algunos videojuegos presuntamente infantiles, como los Pokémon, tienen más texto que muchos tebeos o cuentos infantiles, o que hace años que los Mortadelos (aparte de no ser graciosos) no son para niños (sirva como ejemplo Bajo el bramido del Trueno, obra cumbre del anarroseo comiquil, en una de cuyas viñetas puede verse, claramente, a Mortadelo manteniendo relaciones sexuales con Sigrid).



Voy a ser bueno y le voy a conceder a Ibañez que cada vez hay menos lectores de tebeos infantiles, y cada vez hay más lectores de cómics adultos. Obviamente, los niños lectores de ayer nos hemos ido haciendo mayores, y no hay relevo generacional. La práctica habitual de ir al kiosko a comprarle un tebeo al nene ha ido evolucionando hacia la moderna práctica de irse a la tienda de cómics, y dejarte medio sueldo en figuritas de Batman que no necesitas pero quieres con desesperación. Cada vez hay menos tebeos para niños en las tiendas, aún cuando el medio sigue etiquetado como infantil, y más cómics para todas las edades, o incluso sólo para adultos (y no me refiero solamente a cómics eróticos, sino a material con un contenido más maduro, con dobles lecturas y la profundidad que puede llegar a adquirir, por ejemplo, una película o una novela, como Maus, Watchmen, V of Vendetta, The Dark Knight Returns, Supreme Power, Wanted o Green Lantern, por ejemplo). ¿Por qué ha evolucionado la situación de esta manera? ¿Es el mercado el que se ha adaptado a la nueva demanda? ¿O son los lectores jóvenes los que han abandonado los tebeos al no encontrar material adecuado a su edad, al mismo tiempo que los adultos que antes se encontraban en los kioskos con tebeos banales de héroes luminosos con brazos en jarras, ahora se encuentran con epopeyas espaciales de traición, venganza, voluntad, miedo, ira, esperanza, avaricia, amor y compasión? (sí, se me ven los colores, ahora Green Lantern es muy grande, ¿y qué?)

Es difícil saberlo. Aunque bien es verdad que algunas editoriales, como la omnipotente Planeta está haciendo un esfuerzo para reeditar los Don Miki, que más de uno habrá leido en sus años mozos, podría hacerse algo más. El manga no atrae a los niños (el fenómeno mediático universalmente conocido como Naruto es más bien un producto para adolescentes y mayores), y los superhéroes han pasado de ser brillantes y heroicos a oscuros, y cada mes muere alguien en un cómic pijamero (lo cual no lo hace mejor, o más adulto, solo menos recomendable para niños). En Estados Unidos las dos grandes están intenando hacer algo al respecto. Marvel tiene la línea Marvel Adventures, con versiones descafeinadas de sus héroes, para llegar a un público menos maduro, aunque no se qué tal funcionarán en cuanto a ventas. Mucho más interesantes me parecen los Mini Marvels, o los Tiny Titans de DC, unos cómics hechos con mimo, que igual gustan a un chavalín que busca leer algo divertido un ratito, que al fan de toda la vida que está harto de que ese mes toque que muera su personaje favorito, y se lo cambien con un mexicano con un escarabajo simbiótico alienígena con la capacidad de disparar rayos azules (lo peor de todo es que esto no me lo estoy inventando)

Por otro lado, tanto el moderno coloreado por ordenador, como los dibujos más estilizados de dibujantes dedicados únicamente a un trabajo mensual (puede que los dibujos de los primeros X-Men os parezcan horribles, pero es que Jack Kirby se marcaba unas 8 colecciones mensuales él solito) y, sobre todo, de guionistas que se toman en serio el medio, los personajes, y a los lectores, nos han dado una lista de grandes cómics que no te importa que te vean leer, aun cuando tienes 27 y tienes que ir de traje a la oficina. Space-Operas como la antes mencionada Green Lantern, idas de olla como Se Busca, obras maestras como Batman Año Uno, El Regreso del Caballero Oscuro, Planetary o Watchmen, superhéroes MásGrandesQueLaVida como All-Star Superman (a la venta en mayo), la JLA de Grant Morrison (también a la venta en mayo), Supreme Power de Straczynski, los dos primeros volúmenes de The Authority, lo que hay publicado en España de Los Ultimates (lo que empezarán a publicar en breve es basura), o el Spider-Man de Straczynski y Romita, Jr., o grandes divertimentos como Nextwave (genial, brutal, hilarante, inconmensurable, y la única serie de tebeos con canción propia).

Hay mucho que leer. Y, aunque cada uno tiene unos gustos distintos, creeme, hay algo ahí fuera para cada uno de nosotros. Una historia, una aventura, un chiste, un romance. Y si no te gusta nada, siempre te quedan los libros, no están tan mal. Al menos, tienen letras.

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