Por fin empieza
Blackest Night, el arco argumental de
Green Lantern que Geoff Johns tenía en mente cuando escribió la miniserie
Renacimiento, hace unos años.
No es la primera vez que vemos cómics de muertos vivientes, ni es la primera vez que esos muertos en cuestión son (fueron) superhéroes en vida: ya lo vimos en la divertida
Marvel Zombies (la primera miniserie, el crossover con
Army of Darkness, y la segunda miniserie, desde entonces ha sido basura, a ver si
Masacre y su mini
Merc With a Mouth arreglan algo el pifostio), pero esta vez es distinto. Son muertos que se levantan, pero no son zombies. No son seres torpes, comedores de cerebros. Los
Linternas Negros son algo distinto, son un cuerpo formado por todos los muertos de todo un universo (y alguno residual de otro), cuya motivación es simplemente, que todos los vivos se unan a ellos. Su cabeza visible,
Black Hand, quiere la muerte de todos los
Green Lanterns para acabar de una vez con su molesta luz. Hay que tomarse en serio a un villano que para lograr sus objetivos está dispuesto, antes, a volarse la cabeza.
Lo cierto es que siempre me había llamado la atención
Green Lantern, me parecía curiosa la idea de un anillo que materializara cualquier cosa que imaginaras, y cuando empecé a leer más y más cosas del Green Lantern de mi generación,
Kyle Rayner, cada vez me interesó más el personaje (que no solo tuvo que enfrentarse a grandes amenazas, y a enemigos que
mataban a su novia, y ponían su cabeza en el refigerador su primera semana como superhéroe, sino que tuvo que demostrarle a los lectores, mes sí y mes también, que era un personaje suficientemente interesante como mantener una colección mensual)
Vi con recelo que Johns quisiera traer de entre los muertos a
Hal Jordan, y aún hoy me quema todo el protagonismo que le dan al personaje, por encima de los otros
Green Lanterns terrestres (aunque siempre me gustará más que
John Stewart, que me parece un soso, prefiero al ya mencionado
Kyle, o a
Guy Gardner), pero lo cierto es que el guionista ha sabido convertir la serie en la space opera más grande impresa en las páginas de un cómic. La historia, minuciosamente hilvanada, se puede dividir en seis partes:
No es de extrañar que la Warner esté tan ilusionada por llevar
Green Lantern al cine. La crítica no puede ser más favorable, y los fans no podrían (podríamos) estar más entusiasmados. Bien llevado,
Green Lantern podría ser la
Star Wars del siglo XXI: una historia de amor, de amistad, de honor, de emociones descontroladas, de traición, y del bien contra el mal, de la vida contra la muerte. Un teatro más grande que la vida adornado por imágenes esmeraldas surgidas de la imaginación del portador de un anillo.
Piérdete Frodo, este anillo sí que puede controlarlos a todos y atarlos a las tinieblas... o librarnos de ellas. Solo el tiempo lo dirá. Yo, por lo pronto, paso mes tras mes enyonquizado, esperando mi ración de
Green Lantern, la mejor historia de ciencia ficción jamás dibujada.